Bonnie Foerster supo a los pocos minutos de conocer a Beverly Grossaint en una fiesta de amigos en Nueva York, año 1968, que estaban destinadas a estar juntas.
Foerster, que entonces tenía 24 años y trabajaba para una empresa avícola, estaba casada con un marido golpeador que le había dejado los ojos en tinta y quebrado varias costillas. Es más, ese día llevaba puestas gafas de sol para esconder sus moretones, cuando Grossaint, de 31 años:
“Me quitó las gafas, me miró con esos ojos azules y me dijo que podía ver mi alma… Y así, nos enamoramos”.”, Dijo Foerster en una entrevista con The Washington Post.
Cincuenta años después de ese encuentro casual, Foerster, ahora de 74 años y residente en Salt Lake City, está de luto por la pérdida de su pareja, que murió en mayo de neumonía a los 82 años. La pareja nunca se casó porque padecían varios problemas de salud en 2015, cuando el matrimonio entre personas del mismo sexo se legalizó en todo el país.
Ahora, tres meses después de la muerte de Grossaint, la pareja fue declarada legalmente casada por un tribunal de Utah en un caso inusual de unión matrimonial póstuma.
El juez Patrick Corum dictaminó el martes que Bonnie Foerster está legalmente casada con Beverly Grossaint, quien murió en mayo.
En el momento de declararlas legalmente casadas, el Juez recordó que las dos son orgullosas veteranas del Cuerpo de Mujeres del Ejército, y que además marcharon en el primer desfile del orgullo gay en la ciudad de Nueva York en 1970.
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