Llevo días tratando de escribir esta columna y seguí con la hoja en blanco, pensando mil formas de expresar lo que llevo dentro y que tal vez muchas lo han sentido, lo sienten, pero que aun no lo saben distinguir, entender… Vivir.
Pensé hablar sobre la historia del feminismo, que se inició
en la ilustración y que aquella primera valiente batalla terminó con una de sus
grandes precursoras degollada y con leyes que prohibían a las mujeres reunirse
en grupos pues eran consideradas brujas
siendo perseguidas, encarceladas y quemadas.
¿Ó podría darte coraje hablándote de la victoria de la
segunda ola que entre guerras mundiales logró que las mujeres blancas y mayores
de 30 años pudiesen votar?
De allí, pensé, paso a los gritos de las esclavas negras
doblemente discriminadas por género y raza o las obreras, por clase hasta
llegar a la tercera ola y armar una tesis argumentativa de las distintas
cualidades y etiquetas que tenemos que ponernos para ser tratadas como una
mujer digna.
También podría hablar en mi idioma favorito y contarte sobre
el cambio del eje de la tierra, que cada 13.000 años la Serpiente de Luz, llamada
Kundalini, cambia de dirección
transformándolo todo y que tras su última sacudida toda la energía disponible
nos impulsa a mover nuestra historia hacia el matriarcado, que está escrito… y
que pasó antes, mucho antes, en los inicios de la vida y que todas las bases de
las primeras tribus humanas fueron manejadas por mujeres.
Podría hablar intelectualmente de conceptos, corrientes,
ideologías y estar preparada para un golpe de ego, de debate duro… pero no creo
que sea el mejor camino y apelo a lo único que puedo ocupar como bandera,
nuestra propia historia, nuestro sentir, nuestra piel. Quiero hablar desde el
corazón que nos hace entender a todas.
Me llamo Nizra Martínez.
Mi primer abuso fue a los 5 años por un vecino.
Hoy ante todo pronóstico y porque me gustan los actos psicopáticos
lleno este espacio virtual con su nombre: VICTOR HUGO CASTAÑEDA.
Mi historia no es nada impresionante, son miles de mujeres con
historias similares, donde los culpables son pololos, amigos, padres,
conocidos, desconocidos.
Dios es hombre.
Las leyes que se han creado han sido en nombre de Dios.
La sociedad ha crecido enferma, alimentándose de venenos
transgénicos de alma.
Nos enseñan a amar mal, a desear mal, a construir hogares
mal, todo en base a la dominación, sumisión y poder… LO PATRIALCAL
Ante ese mandato
todos somos culpables, las mujeres hemos aprendido a valernos de la aprobación
masculina, hemos, alguna vez en nuestras vidas, sentido que tenemos mayor valor
por ser más lindas o más femeninas.
Poco a poco nos hemos ido sacando todas esas etiquetas que
son como pequeños golpes y escupitajos.
Hoy entiendo tanto mis ganas de ser hombre a mis 4 años, en
el fondo no quería serlo, sólo añoraba esa libertad de subirme a un árbol, de
patear una pelota, de usar jockey y de enamorarme de una compañera de jardín
simplemente porque así lo sentía.
Yo misma me debo una disculpa por obligarme tanto tiempo a
ser quien no soy sólo por encajar en esta sociedad enferma.
Yo misma me debo un acto de amor y permitirme ser todo lo
que deseé y deseo.
Yo misma tengo la tarea de des construirme y aprender de mis
mismo errores, porque nadie nace feminista, se llega a serlo y es un trabajo
duro, como un detox mental, emocional, espiritual.
Creo que el gran cambio lo logran dos emociones: El amor o
la Rabia. Ambos son buenos motores para detenerlo, destruirlo y transmutarlo
todo.
Estoy harta de la violencia del mundo.
Estoy cansada que tanta violencia no me violente.
Día tras día escucho de muertes de mujeres y ya me parece normal y eso me asusta.
Todo se normaliza, la televisión, el internet, las
distracciones de la vida suben nuestros niveles de cólera sin que nos demos
cuenta… entonces aparecen episodios como NIDO para retorcernos y recordar que
no es normal, que ya no es posible, que no lo aguantaremos, aunque nos traten
de locas, neuróticas, histéricas, feminazis, camionas, lesbianas.
Lesbiana no es ya un insulto, es una palabra que hoy me hace feliz y me construye.
Hoy siento amor infinito por mi género, me enamora las infinitas formas, colores, modos de pensar, me gusta ese coraje que solo sale de nosotras, esa fuerza que se siente como un terremoto grado 10, porque somos quienes damos vida, porque somos el regazo del mundo y también podemos no serlo y no desearlo y eso nos hace mujeres.
Hoy convertimos un #Súperlunes en un #Súperlunesfeminista,
con coraje y amor se cambiaron los nombres de todas las estaciones de metro de
esta capital, un acto de vandalismo hermoso y noble.
Somos muchas, somos todas, las mujeres en un mismo idioma.
A las dormidas nuestro grito las despertará.
Lucharemos por todas.
Este mundo será distinto porque está en nuestras manos.
NADA PODRÁ DETENER LA OLA
SOMOS UN TSUNAMI
ESTE 8 DE MARZO LAS LESBIANAS Y MUJERES DEL MUNDO MARCHAMOS
POR HACER CAER AL PATRIARCADO Y LO LOGRAREMOS, YA NO ES TIEMPO DE FALOS
OBELISCOS QUE TOQUEN EL CIELO, ES TIEMPO DE ENTENDIMIENTO, DE VER ESTRELLAS, ES
TIEMPO DE CLITORIS COMO VIAS LACTEAS LLENAS DE CAMINOS NUEVOS
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