Fuera de las luces, el glamour de las pasarelas y que muchos lo crean génio, Karl Lagerfel, era un hombre frío y sin ningún tipo de filtro al momento de hablar a su gente cercana, qué hablar de sus empleados.
Millonario excéntrico, gordofóbico, misógino (cosa graciosa porque su fortuna la amasó en base a la belleza y explotación de la mujer), clasista entre otras muchas cosas que lo hacen manchar a la industria de la moda.
En su rol de director artístico, se podría decir que es uno de los principales responsables de la alimentación poco saludable e instigar a las modelos prácticamente a no comer, considerando la delgadez extrema como “bella”.
Hay que decir que debido a esto muchas modelos en sus momentos de máximo éxito, tuvieron que dejar sus carreras casi al punto de morir por anorexia, no solo bajo su tutela, si no en todo el mundo en diferentes firmas y marcas, que siguieron esta “norma” de lucir sus vestuarios con mujeres delgadísimas.
Y es así que muchas adolescentes trataron de imitar, generando inseguridad, por tratar de conseguir esto tan nocivo.
Este mundo de fantasía, ilusión de muchas, se vió en cada libre luego de los últimos casos de abusos sexuales tanto en esta industria como en el cine y música. Y bueno, el Sr. Lagerfield salió una vez más con la polémica:
“Si no quieres que te bajen los pantalones, no seas modelo. Metete a un convento de monjas, siempre habrá un lugar para ti”, declaró tratando de denfeder al entonces director de la revista Interview, Karl Tmpler acusado por varias mujeres de haberles tocado su pecho y entrepierna.
Siempre rodeado de mujeres, al parecer no las quería. Fue tanto que llegó a decir que estaba “harto” del movimiento feminista #MeToo, decía que “el respeto no es creativo. Chanel es una institución y tienes que tratarla como una puta, sólo así obtienes algo de ella”.
Es tanta su buena onda con el resto del Mundo, que en su muerte, el único heredero de toda su inmensa fortuna, es su gato.
Nos preguntamos ¿Es realmente una perdida? Al menos dentro de lo que sabemos, sólo era bueno en algo: ganar dinero a cuesta de las mujeres, mujeres que no le importaban en lo más mínimo.
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