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La ruptura desde el amor

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La ruptura desde el amor

La ruptura desde el amor

Siempre me extrañó aquel dicho “del amor al odio hay un solo paso” ¿Cómo puede ser eso posible? ¿Qué debe suceder en ese entremedio para que se mezclen los más puros sentimientos con los más viles deseos? ¿Será que no somos conscientes de los pasos que damos antes de llegar a maldecir a quién tanto amamos? ¿Es realmente odio o sólo una gran herida supurando?

Tomar la resolución de romper un vínculo amoroso es una de las decisiones más dolorosas para quién se ha enamorado, pues supone un fracaso al asumir que el tiempo invertido en esa relación se va a la basura junto con todos los proyectos hechos, y cada une debe vivir el duelo desde la distancia, destruyendo los recuerdos recopilados durante el tiempo que haya sido, para luego borrar cualquier rastro de la existencia de esa persona que un día significó tanto, pero ¿Es esto necesario?

Para cuestionarte como llevas a cabo un quiebre amoroso, primero es necesario hacerse otra pregunta ¿Desde que perspectiva te planteas tus vínculos? 

El amor romántico de los cuentos, teleseries y películas nos ha insertado en el inconsciente colectivo, la idea de la relación amorosa como una eterna conquista donde una sola persona será capaz de complementar aquello que te falta, además de estar atenta a tus necesidades, apoyarte cada vez que lo necesites, rescatarte de cada lío en el que te metas y por, sobre todo, ser capaz de llenar cada vacío o carencia. Con ese tipo de ideas surrealistas comenzamos nuestras relaciones, creyendo que esa persona siempre querrá darlo todo por ti, jamás se fatigará ni cambiará de gustos o de ideas ¡Porque así es el amor, inagotable y aguerrido!

En el proceso de analizar el amor romántico y ver como está intrínsecamente relacionado con la cultura colonial/patriarcal que habitamos, se aprecia la necesidad de desmitificar el “fin de la relación” como un quiebre absoluto o la perdida total de aquella persona, mas bien se nos invita a rediseñar la forma en que estamos llevando a cabo los vínculos y sincerar los deseos, proyecciones e intereses que cada une pudiera tener, respetando que esos aspectos de la vida están abiertos a cambiar con el tiempo, ya que les humanes somos seres en constante cambio, por ende, no podemos esperar que nuestras relaciones sean estáticas y ambas personas estén en la misma sintonía siempre. Es sano observar las dinámicas que se dan en los vínculos y reflexionar si está siendo nutritivo para todas las partes involucradas o bien es necesario que el modo de relacionarse transmute a otro estado del amor donde bajen los niveles de apego, expectativas y exigencias.

Cuando quitamos ese peso a nuestros afectos, podemos ver con claridad que gran parte de la frustración que sentimos hacia alguien proviene de las expectativas que pusimos en esa persona y no necesariamente de los hechos en si. A veces podemos sentir como una traición algo que no es más que un error, porque estamos acostumbradas a dramatizar el amor y darle siempre un tinte apocalíptico, ya que desde que comienza la relación se presenta la amenaza a que termine, llenándonos de inseguridades propias de la infancia.

Quitarle la carga tremendamente negativa que tiene terminar una relación, puede ayudarnos a vivir de forma más ligera el vínculo en si, pues empiezas a disfrutar del presente que se te ofrece y a proyectarte en base a un amor más compañero, sabiendo que el amor de pareja puede mutar a una amistad u otras expresiones del afecto y el compañerismo.

¿Qué se necesita para llevar a cabo una ruptura desde el amor?

Mucha paciencia, con una misma y con la otra. Aceptación de lo que no podemos ni debemos cambiar del resto, pero que si podemos mejorar en nosotras. Evitar comunicarse desde el reproche, la culpa o la victimización tratando de expresar nuestros sentimientos con empatía y cuidado por los ajenos. Darse los tiempos y espacios necesarios para sanar y reflexionar sin querer solucionar un conflicto en el acto. Reconocer que estamos en un proceso social con fuertes cambios de paradigmas y formas de ver la vida, por lo que nuestras acciones personales resuenan en el ambiente.

Por ello, propongo tener tanto amor para llevar a cabo una relación como para terminarla. Saber darle fin antes de masacrarnos y agotarnos, antes de llegar a ese punto donde mostramos la peor cara y hablamos desde el dolor o la rabia. Si te permites ser sincera contigo y das esa posibilidad a tu compañera, realmente es posible llevar una ruptura desde el amor.

Autora: Mailen Ema Sofía

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