Bini Maka desde Canadá (el país, no desde Colina 1 porsia), nos escribe contando lo que ve cuando se desabriga ¡¡¡Bienvenida corresponsal Nº1l!!!
Conocer el mundo viajando
Desde Chile el resto del mundo se ve tan inmenso, tan lejano, y no sólo en el sentido geográfico, si no que respecto a, por ejemplo, las leyes, lo social, sus culturas.
Canadá se transformó en un destino deseable para mi tantos años atrás (junto con muchos otros, obviamente), ya que éste es reconocido por ser un país seguro, inclusivo y diverso. Y eso es tan importante para mí, como para cualquier otro (sobre todo para quién pertenezca a la comunidad LGBT+).
Se trata de seguridad…cosas simples como poder andar de la mano sin miedo, de comodidad, de política. Pero también se trata de fiestas, alojamientos, bares, cafés, restaurantes…en definitiva, una sociedad: gay-friendly.
Finalmente, al término del 2016, el amor me trajo a Canadá. No a una de sus grandes ciudades, más bien a una alejada provincia. De hecho, a una isla. Para ser más exacta, a un pequeño pueblo de esta isla
La escala del avión en Toronto es lo más cerca que estuve de esas fiestas y bares que mencioné antes (entre el trámite de policía internacional, cambiar mi equipaje de vuelo, etc.). Todos fueron muy amables, no está de más decir que los únicos que ‘corríamos’ o estábamos apurados éramos chilenos jajaja. En fin, luego llegué al aeropuerto de la isla (sí, de verdad estoy en una isla, no fue una manera de decir) que está a unas cinco horas en auto de donde vivo actualmente (y a no ser que tengas tu propio auto debes tomar una van que viene solo una vez por día a este pueblo). Entenderán que después de todas esas placenteras horas de viaje en avión, decidí quedarme en esa ciudad un par de días antes de tomar la van.
Mi polola me fue a buscar al aeropuerto, estuvo esperándome muy entretenida, me imagino, debido al retraso de 3 horas de mi vuelo
Por si acaso ella me llevó una parka ad hoc con el tiempo de acá en invierno (frío, mucho frío), la cual me sirvió mucho, ya que después de ver dar vueltas y vueltas la banda de las maletas, noté que se repetían una y otra vez las mismas (y ninguna era la mía). Mis maletas no llegaron conmigo ¬¬
Mi polola me ayudó, habló con uno de los operarios de AirCanada y resultó que por algún motivo algunas maletas (sí, no fui la única yuyín) venían en otro vuelo más tarde, apenas llegarán las irían a dejar. Así fue, pero adivinen…venían con un par de bolsillos rotos ¬¬ (pero por lo menos, no faltaba nada).
Durante el par de días que estuvimos ahí, recorrimos caminando muchos lugares lindos. Una de las cosas que más me sorprendió fue que muchos locales, onda, restaurantes, cafeterías, etc., tenían una banderita de arcoíris, y pensé “oh, qué cantidad de lugares gay”. Pero no, no son locales gay, son locales para todos. En definitiva, acá todos los lugares son gay-friendly, es tan mal visto que alguien te discrimine por algo (por supuesto que la discriminación existe, pero no la he visto aún). Lo que significa esa banderita es la visibilización, y el apoyo de esos locales hacia la comunidad LGBT+.
En esa ciudad había UN bar gay. Sí, UNO. Quisimos ir, ya que al otro día nos veníamos al pueblito donde vivimos, en el que no hay. Pero era jueves y abrían solo viernes y sábado. Así que tendrán que esperar un rato para que les cuente acerca de alguno de los carretes. Con tanta nieve, seguro alguna aventura tendré…jajaja
(la foto es real, así de abrigada ando)
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