El 9
de julio del 2015 se conmemoró por primera vez en Chile, el día de la
Visibilidad Lésbica y bisexual. Muchas lo hemos tenido en cuenta desde
entonces y lo damos por hecho sin saber exactamente por qué se fijó ese día
como tal, es más, este año por primera vez se extenderá a un mes; ¿cuál es la
causa?
Desde
siempre las mujeres hemos sido discriminadas, en nuestro caso por partida
doble: por ser mujeres y por ser lesbianas. Lamentablemente, la sociedad
se ha encargado de inculcar la ignorancia y odio del hetero patriarcado y
difundirlo de manera brutal. El despertar de la conciencia de las féminas sobre
sus derechos los últimos años, parece haber detonado la molestia de los grupos
“conservadores” y mal llamados “protectores de la familia”, (ya que, para estos
individuos de cerebro estrecho, solo se conceptualiza familia la unión de un
hombre con una mujer y los hijos que tengan, propios o adoptados).
Pero no
solo hablamos de discriminación, sino también de violencia en todas sus formas:
verbal, física, psicológica y, por si fuera poco, crímenes de odio. Es
cosa de echar un vistazo a lo sucedido durante el último tiempo y ver que los
femicidios van en aumento, que la lesbofobia está presente a diario, se ha
cobrado ya varias vidas y va a seguir haciéndolo de no poner un alto al fuego.
Si no somos nosotras las que detengamos la mano armada y lista para mutilar nuestros
cuerpos, conciencia y derechos, nadie lo hará. Es triste decirlo, pero cuando
se trata de la comunidad lésbica muchas mujeres heteronormalizadas se vuelven
en nuestra contra. Nos reducimos, entonces, a un pequeño porcentaje del total
de un país en el que las minorías son cruelmente lapidadas y silenciadas. No
tenemos derecho en el ámbito de la salud, escuelas, lugares de trabajo y menos
ante el público: muchas hemos sido despedidas de nuestros puestos de trabajo
únicamente por nuestra inclinación sexual, incluso expulsadas de recintos
públicos. Las agresiones vienen tanto de profesionales como de funcionarios de
servicios básicos (sí, hago alusión al guardia de seguridad que le faltó el
respeto a una pareja de lesbianas en un supermercado).
Retomando lo anterior, y aunque parezca redundante, no es cosa de ahora que nos estén masacrando y torturando, las lesbianas siempre hemos sido vistas por los ignorantes como personas indeseables, sucias y anormales. Se nos denominaba enfermas o desviadas y, si tuviera tiempo, podría nombrar infinidad de casos a lo largo de la historia (de nuestro país y el mundo) en los que se nos internaba para volvernos “normales” a base de tortura, pero me limitaré a lo sucedido en Chile. Es cierto que la comunidad LGBTIQ+ es víctima de ataques, sin embargo, parece que la ruleta rusa está ensañada con nosotras.
Mónica Briones
Hace treinta y cuatro años una gran mujer (artista, adelantada para su época, aguerrida y digna de admiración) fue asesinada, ¿el motivo? Claramente lo dijo su agresor: “Así te quería pillar, lesbiana…”, palabras tras las cuales la redujo en el piso para patear su cabeza hasta matarla la madrugada de un 9 de julio de 1984. Fue un crimen de odio y, a todas luces, premeditado. Sí, me refiero al caso de Mónica Briones, que fue cerrado sin culpables en 1993 y pasó al olvido de la memoria colectiva. Conmovidas ante lo sucedido, un grupo de mujeres militantes fundó Ayuquelén, la primera colectiva lésbica de Chile mediante la que manifestaron su desacuerdo con la desigualdad, discriminación y violación de los derechos de las mujeres, sobre todo de las lesbianas. Es curioso, porque los medios muy poco caso les hicieron y hasta el día de hoy permanecen casi relegadas en el olvido, otra estrategia política del heteropatriarcado.
Para no
alargar el asunto, la tragedia sufrida por Mónica no se detuvo; muchas otras
lesbianas y bisexuales han sido agredidas desde entonces por el hecho de “ser”
quienes son, por su apariencia (por no lucir como “debería” hacerlo una mujer)
o por caminar de la mano con la persona amada. No podemos dejar de mencionar el
asesinato, luego de días de tortura, de Nicole Saavedra, tampoco los
lesbofemicidios de María Pía Castro, Susana Sanhueza y el
asesinato frustrado de Carolina Torres.
Este año, la conmemoración tendrá lugar por más tiempo (desde el 14 de junio al 11 de julio, sí, empezó la semana pasada), ya se han realizado diversas actividades artísticas y culturales (y se seguirán llevando a cabo hasta completar un mes) con la finalidad de manifestar nuestra existencia, informar, educar y fomentar en la conciencia ciudadana la tolerancia y el respeto hacia nuestra comunidad, no queremos más invisibilidad. Esta campaña ha sido posible gracias a diferentes agrupaciones y colectivos lésbicos como: Visibles, Rompiendo el Silencio, Red Lesbofeminista, Frente Feminista RD RM, entre varios otros, y se ha concretado con la ayuda de algunas municipalidades y gestores culturales de Santiago.
Este
lunes se cumplen tres años de la muerte de Nicole… es importante que nos
apoyemos, que hagamos ruido, que no nos dejemos silenciar nunca más.
Las invito a participar de las actividades que se encuentran en funcionamiento por y para nosotras, por nuestros derechos, para que algún día este país retrogrado (y todavía lleno de dinosaurios que creen que la homosexualidad es anormal), nos dé el espacio que nos corresponde en todos los ámbitos sociales, para que podamos casarnos, ser madres, caminar sin miedo de la mano de nuestras parejas, con la cabeza en alto y llenas de orgullo por ser como somos: mujeres que aman mujeres, por ser burdas, por ser arte comprensible solo a los ojos de quienes poseen la capacidad de entender la belleza.
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