La pareja conformada por Karina Vergara de 24 años y Gissela Ortiz, de 28, ambas residentes en la comuna de Lampa, denunciaron ante la Fiscalía de Colina, el acoso y agresiones que han recibido de parte de un vecino en el pasaje en el cual residen, llegando incluso a violentarlas fisicamente.
La pareja cuenta que el sábado 30 de Diciembre pasado, salieron en auto, “el vecino se cruzó (actuando como si lo quisieramos atropellar) y nos escupió el auto. Al ver esa reacción, retrocedimos y le preguntamos qué ocurría con él, por qué nos había escupido sin razón alguna. El respondió: “Qué les pasa lesbianas mariconas y psicópatas (entre otros descalificativos)”.
Dice que fueron amenazadas por esta persona “dijo que nos golpearía, se dirigió a mi pareja diciéndole que se bajara del auto para pelear. En ese momento una cuñada se interpuso entre este señor y mi pareja, para evitar que la golpeara porque intentó abrirle la puerta y tirarle combos hacia adentro. Cómo no pudo lograrlo pateó el auto, abolló la puerta y siguió escupiendo”.
Señalan que tuvieron que arrancar para evitar más golpes. Esta situación, denuncian, se repite casi a diario en el domicilio de Lampa. El vecino en cuestión vive dos casas de ellas. La pareja acudió a la fiscalía y actualmente está siendo asesorada por nuestra Agrupación Rompiendo el Silencio para ser derivada a uno de nuestros convenios con universidades y organizaciones feministas para ver los pasos a seguir y ver la manera de sancionar y evitar más agresiones del hombre.
Karina finaliza su relato, indicando: “Lo cuento porque no quiero que se repita más. Lo cuento para que la comunidad despierte que no se quede mirando sólo detrás de la cortina, que se movilice y no avale estos actos de violencia homo lesbofóbicos. No concibo la idea del morbo comunal de solo mirar, grabar o copuchar sobre lo ocurrido.
“¿Qué nos pasa? ¿Que nos está haciendo el sistema que cada día nos estamos volviendo más indolentes y poco empáticos con el otro?”.
Desde la Agrupación Lésbica Rompiendo el Silencio, a través de su área jurídica, señalaron que estas manifestaciones de violencia, son las que viven regularmente las parejas de la diversidad sexual que viven en zonas rurales y alejadas del centro de Santiago “Es una realidad invisibilizada y que toca también la clase social de las afectadas y el acceso a la justicia, la difusión y sanción de su caso. Mientras más visibles y empoderadas estamos, más será la violencia y queremos hacerle frente con los instrumentos jurídicos adecuados”, dijo Erika Montecinos, coordinadora de la agrupación.
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