El monólogo, “stand up” es muchas veces (no en todos los casos) la parte a mostrar de las miserias, “yayitas” y penurias de la persona que se planta en el escenario.
Con un poco de ingenio, los problemas son menos problemas, dicen. Porque lo que no se ve, eso atrás de los chistes, es que en realidad todavía duele, pero al exponerlos y sacar carcajadas, ala parecer pasan a ser buenos recuerdos… O no?
“Feel Good” muestra esa otra cara. En resumen, es una tragicomedia británica estrenada en marzo en Netflix, con acercamientos al stand up comedy con gradual cercanía y otro gradito de sordidez.
Son solo seis capítulos de treinta minutos cada uno, y cuenta básicamente, todo el universo de Mae (Mae Martin): una relación incipiente con George (Charlotte Ritchie), una chica autodefinida como hetero que se enamora de ella tras verla actuar en un local de monólogos.
La serie al mismo tiempo genera complejidades en torno a Mae, por ejemplo nos muestra a su familia, que más que nada un hogar proteccionista que le llevó a vivir una adolescencia con algo de desenfreno, mezclandose con drogas, por ejemplo. Los papás de Mae son otro de los maravillosos puntos a fijarse en la serie: mamá intrusa, interpretada por la increíble Lisa Kudrow y padre mueble.
La serie retrata los problemas en los inicios de la relaciones de pareja, y más cuando estos acarrean crisis identitarias. También habla sobre la salud mental, sin victimizar.
Y sin recetas infalibles, también se habla maravillosamente sobre las conductas de adicción (con o sin drogas, ojo) en uno de los grupos de recuperación a los que participa Mae.
¿Por qué logra la serie tanta empatía? Pues porque Martin es también guionista de la ficción, lo que hace de “Feel Good” una ficción autobiográfica.
¿Recomendamos Feel Good?
Claro! Es rápida, liviana y al grano. Mira el trailer:
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