De la mano de Mailen Ema Sofía, te invitamos a viajar por una linea de notas que abordarán temas INCOMODOS que en algún momento debemos conversar, debatir, pensar, actuar, por la importancia que tienen para cada un@, sobre todo en estos días. Atención!
Suena a fiesta en las playas de Ibiza, pero más bien es un camino a Morodor. Un encuentro directo con lo mejor y peor de tu ego. Con los traumas de la infancia y sus apegos. Inseguridades y necesidad de libertad, todo junto y revuelto en estos dos conceptos, que hoy en día están haciendo temblar las estructuras de las relaciones amorosas.
No sé ustedes,
pero en mi caso, desde hace algún tiempo que se ha venido una oleada de
liberación sexual y amorosa en mi entorno. Amigas en tri-relaciones, otras
aceptando a la polola de la polola. Y yo, que por cosas del destino, este año
he abierto mi relación a vínculos sexo-afectivos individuales. O sea que cada
una puede establecer relaciones con otras personas de forma personal y no
necesariamente colectiva.
Como podrán
imaginárselo, el trabajo que hemos hecho con mi compañera a nivel
psico-emocional, ha sido tremendamente intenso, complejo y hermoso. Por lo cuál
me pregunto ¿Cuántas estaremos viviendo esta travesía? Tratando que funcione el
amor desde una perspectiva no privativa. Rompiendo los esquemas institucionales
y morales de las relaciones amorosas, y tratando de encontrar los propios
parámetros. Que a cada pareja, y sólo a esa pareja, pueden hacerle sentido para
acompañarse durante años de su vida.
Para llevar a cabo este proceso, tuvimos el apoyo literario necesario, donde aprendimos que los conceptos de “Poliamor” y “Amor libre”, resurgen fuertemente durante el siglo XIX a través de las teóricas/os anarquistas y feministas. Que ya en aquellos tiempos, daban cuenta de como las relaciones amorosas tenían mayoritariamente una naturaleza utilitaria, debido al interés familiar y económico. Quedando la mujer sometida a los deseos del marido, y estableciéndose el orden familiar como una perfecta representación del Estado con su soberanía jerárquica.
“Artículo 1º de la Constitución Chilena, 2º párrafo: La familia es el núcleo fundamental de la sociedad”
Pero lo cierto es
que el concepto de poliamor, es mucho más antiguo que la idea de la monogamia. Mucho
más arcaico a la edad media y sus inquisiciones. Practicado por distintas
culturas alrededor del mundo, que funcionaban en base a lo que ciertos
historiadores llaman “comunismo primitivo”. Dónde existía igualdad entre
hombres y mujeres, y los niños pertenecían a todos.
Es lógico
entonces que, debido al quiebre de la idea de familia tradicional
(hombre/mujer/hijos), el renacimiento de la “colectividad” como sistema de
sustento y socialización, y esta nueva ola de feminismo, empiecen a retomar fuerzas
aquellas filosofías y practicas que buscan la igualdad, libertad y emancipación
del sistema capitalista. Que básicamente nos ve como entes de producción y de
propiedad privada. En donde se ha favorecido el enriquecimiento de unos pocos,
a costa de la explotación de muchos. Y donde claramente los vínculos afectivos
representan una relación entre inversión y beneficios.
Hasta este punto
de la lógica, muches podrán empezar a darse cuenta que en realidad la monogamia
no es en si NATURAL, si no que una opción o forma de querer llevar a cabo las
relaciones amorosas. Y que tiene una fuerte aprobación social debido a que
resguarda la propiedad privada que surge entre una pareja.
¿Entonces por que abrir este candado? ¿Por qué dejar entrar a otres a lo que debe ser nuestro, y sólo nuestro?
Quizás sean los
vestigios de nuestra sangre primitiva, que busca a toda costa poder conectar
con otres sin culpas ni castigos. Asumiendo que la sexualidad es algo propio de
nuestra naturaleza, y que está, no es excluyente en sí para todas las personas,
ni siquiera cuando nos sentimos profundamente enamoradas.
Tal vez sea la
necesidad de deshacerse de viles sentimientos, como los celos, la sospecha, la
posesión o una excesiva co-dependencia emocional. Confiando realmente en tu
compañere de vida. Entendiendo que, aunque se puedan establecer vínculos
afectivo-sexuales con otras personas, lo que tienen entre ustedes es único y
por ende, no comparable.
Pero para que
esto resulte, y sea una experiencia enriquecedora para TODAS las partes, es
imprescindible estudiar a fondo el tema, establecer parámetros concretos y
consensuados que se respeten. Comunicarse continuamente con la pareja primaria,
así como también, con aquellas personas que deseen de forma explicita,
involucrarse. Puesto que las personas que entran a la relación tienen que estar
conscientes e informadas de cuáles son los parámetros del vínculo, de manera de
no afectar más de lo necesario, y que pueda entender lo que ambas partes
requieren para seguir funcionando bajo el amor.
Porque lo cierto
es, que el desafío de romper con los esquemas tradicionales, requiere de un
grado de madurez emocional, alta tolerancia a la frustración y mucha, pero
mucha, empatía. Y si una de las partes involucradas, no tiene esa capacidad, es
muy complejo llevar a cabo esta idea.
Si nada de lo aquí expresado te hace sentido, no te aflijas. La monogamia sigue siendo una opción. Ni mejor ni peor que la otra. Sólo diferente. Así como cada persona y pareja. Y lo realmente relevante de todo esto, es darte la posibilidad de descubrir que es lo que realmente te hace sentir bien contigo, con tu compañer@, con tu forma de sentir el amor. Entendiendo que es una construcción cotidiana de dos o mas personas que deciden acompañarse en las vicisitudes de la vida.
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