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El viaje de Anto, Capítulo II

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El viaje de Anto, Capítulo II

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Sí, encontré a mi alma gemela

A ver, primero retrocedamos unos años en el tiempo, antes de enterarme de que mi mejor amigo era gay, meses después del famoso pijama party, estábamos un grupo de amigos en la casa del gordo, – de ahora en adelante así llamaremos a mi mejor amigo-, éramos un grupo pequeño de gente así que nos quedamos en su pieza conversando, a estas alturas ya no recuerdo todos los nombres, pero hay uno imposible de olvidar: el de Francisca, de ahora en adelante la Fran. El gordo y ella eran compañeros de Universidad, yo iba en tercero medio y estaba a pocos días de irme de gira de estudios.

Bueno la cosa es que esa noche fue quizás el momento más extraño que he vivido, demasiado potente y a esas alturas inexplicable para mí, recuerdo que estaba sentada en el suelo, al frente tenía al gordo que estaba sobre su cama y a la Fran en una silla a su lado, esa noche conversamos de todo, fumamos marihuana y tomamos piscola.

 Obvio como con la Fran no nos conocíamos casi no hablamos entre nosotras, hasta que en un momento se cruzaron nuestras miradas, – no se sí fueron segundos o minutos-, tampoco podría decirles con exactitud si fue producto de la marihuana, pero supe que estaba viendo directamente a los ojos del amor de mi vida, durante esos instantes se me olvidó que era mujer, que también yo era mujer, sólo sentí que estaba frente a mi alma gemela… Seguro fue un instante, pero tan eterno que hoy 20 años después todavía no lo olvido.

De esa historia pasaron 2 años hasta que el gordo me contó que era gay, nos separamos varios meses mientras él estaba de viaje en Estados Unidos. Cuando volvió me invitó a comer, esa noche le dije que estaba preparada para conocer más de su mundo, ya había pensado bastante y quería reconocerme también a mí… Le conté también que tenía serias dudas, – porque eran dudas en ese momento -, no me estaba haciendo la tonta, el gordo no lo podía creer, es que como les contaba antes yo era bien polola cuando chica, pero como era mi amigo y me seguía en todas, me apoyó… Le pedí que invitara a la Fran y fuéramos los tres a bailar a una discotheque gay… Él se sorprendió, quizás no pensó que me acordaba de ella, nunca le dije nada de lo que me pasó esa noche años atrás, sólo le insistí en que la llamara… Según yo era mi alma gemela y aunque no sabía si ella era lesbiana, quería que fuera mi primer beso con una mujer.

La Fran era bien buena para carretear (irse de fiesta) así que como se dice por ahí: prendió con agua, la pasamos a buscar y nos fuimos al Fausto, una disco gay que queda en providencia cerca de Bellavista, si no me equivoco la más antigua del país. Yo estaba enferma de nerviosa pero obvio haciéndome la top, no te pesco, vamos a carretear nada más…

Llegamos a Fausto nos sentamos en una mesa a tomarnos un trago antes de ir a bailar, conversamos de cualquier cosa, hasta que el gordo nos empezó a contar de sus aventuras gay en Estados Unidos, como que ahí la cosa se anduvo relajando, nos reímos harto y de repente la Fran comienza a contar que durante los últimos meses se había estado dando unos besitos con una mujer, pero que las cosas se comenzaron a complicar, que te quiero y que no te quiero, nos habló de una carta que le escribió, bien bonita, no me acuerdo mucho el contenido pero sé que me gustó… Ellas ya no estaban juntas, no tenían nada y yo dije… Listo, esta es la mía… Vamos con todo que de esa noche no pasaba…

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