CHace casi dos años, Chechenia, república sujeta a la Federación Rusa, llamó la atención de la comunidad internacional tras darse a conocer una serie de persecuciones y redadas contra la comunidad Lgbttiq+ de ese país. Todo comienza a principios de marzo del 2017, la organización pro Lgbttiq+ llamada “Gay Russia” solicitó permiso en diversas localidades del sur de Rusia para realizar marchas. Todo esto causó una campaña antigay en dicha región en donde predomina la religión musulmana.
Es impensable, pero las autoridades locales
respondieron de mala forma y decidieron
convocar manifestaciones populares contra los homosexuales, un movimiento
que en Chechenia se tradujo en ataques contra “sospechosos” de dicha orientación
sexual. Lamentablemente
hace dos semanas se reanudaron los ataques antes mencionados contra
homosexuales en esta región caucásica gobernada por Ramzán Kadírov, aliado
cercano de Vladímir Putin.
En esta
ocasión, la ONG “Russian LGBT Network” denunció la detención
de, al menos, cuarenta personas en un centro de internamiento en la localidad
de Argún y la muerte de dos personas a causa de las torturas a las que han sido
sometidos.
La persecución contra
homosexuales estalló tras la detención de un administrador de un grupo de la
red social VKontakte —la versión rusa de Facebook—, la cual fue emprendida, una
vez más, por las “fuerzas del orden” checheno. El
presidente checheno, Ramzán Kadýrov, ha calificado estas acusaciones como “fantasías
dignas de una novela”. Por su parte, Doku Umarov, portavoz de
la moral y las buenas costumbres en Chechenia, afirmó que: “la homosexualidad no se admite de ninguna
manera, ni de modo mental, ni ideológico, ni fisiológico, pues no existe como
fenómeno en el suelo checheno.”
La verdad es que me cuesta imaginar y ponerme en los zapatos de
nuestros amigos Lgbttiq+, y de cualquier persona, que se encuentre viviendo o
pasando por este tipo de experiencias simplemente por el hecho de querer amar y
existir. Me duele muchísimo, sobre todo, el que sean las mismas autoridades de
Chechenia las que estén llevando la batuta en cuento a llevar a cabo esta
persecución, no logro entender cómo es posible que personas que deberían
defender nuestros derechos sin importar religión, orientación sexual, género,
raza ni procedencia, sean los responsables de generar muertes y quedar impunes
ante ello.
Nosotros muchas veces exigimos derechos en nuestro país, dos veces al
año para ser más específico, a causa de las diferentes situaciones que día a
día suceden de forma abierta o solapada hacia el colectivo Lgbttiq+ y gracias a
nuestra “revolución” hemos logrado, mayormente a medias, ciertos derechos o
visibilización que de una o cierta manera nos entrega una mejor calidad de
vida. Con todo esto quiero llegar a que, si bien es cierto a nuestra sociedad
chilena le falta muchísimo en cuanto a aceptarnos al cien por ciento como tal,
cosa que obviamente nunca sucederá, nos encontramos “avanzados” a años luz en
comparación a lo que sucede en Chechenia.
Es impactante tener que morir por ser como uno es, pero al mismo
tiempo, y viviendo esta especie de “genocidio Lgbttiq+”, es de esperar que
nuestros amigos de Chechenia tomen la dura decisión de dejar todo y salir de
dicho lugar con tal sobrevivir, sé que suena a un camino que no soluciona lo
que está pasando del todo, pero al menos podrán tener la opción de vivir
“tranquilamente” parte de su vida.
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