¡OJALÁ! Y lo digo con mayúscula, que en mi época de adolescencia o en mis veinte y tantos, hubieran existido en la televisión series, teleseries o novelas en las que el amor entre mujeres tomara el protagonismo de las historias. ¡Por Dios, cuánto se me habría facilitado la vida!
Es que en esos años, finales de los ’90 inicios del 2000, cuando comenzaba a notar esas “sensaciones extrañas” que me provocaban las chicas, cuando esos sentimientos que me confundían y asustaban comenzaron a aflorar en mi interior, la cosa era súper distinta, con suerte tenía que esperar hasta como las tres de la mañana para ver “The L Word” en el TV cable, un par de veces incluso la vi, totalmente avergonzada y poniendo cara de no me interesa lo que están dando, con mi abuelita (sí mi vieja avanzada para su época veía la serie ícono de las treintonas como yo).
En fin, no me quiero ir por las ramas, porque hoy, las cosas han cambiado y avanzado de la mano nada más y nada menos que de la televisión hispano parlante. Desde Chile la teleserie de Mega “Perdona nuestros pecados” nos regaló el dramón de #Barcedes (Mercedes y Mechita), un amor lésbico de aquellos, que tuvo a miles de seguidoras sufriendo capítulo a capítulo junto a sus protagonistas.
Una historia ambientada a fines de los ’50 e inicio de los años ’60 en un pueblo del sur de nuestro país en la que dos jovencitas, una de ellas de alta sociedad y la otra, viñamarina casada con un carabinero, se enamoran perdidamente. Nadie que la haya visto quedó impávida ante el sufrimiento de esta pareja entrañable, es que cuando drogaron a Mechita para hospitalizarla, literalmente quise romper la televisión y me prometí a mí misma nunca más ver la teleserie, promesa que obvio no cumplí porque, de haber sido así, no estaría escribiendo esta columna.
(Ver desde el min 3:41 al 4:21)
Bueno, me acuerdo y se me aprieta el corazón, menos mal que las queridas #Barcedes lograron superar, – no sin luchar como ya se pueden imaginar-, no solo la homofobia y el rechazo de sus familiares y todo un pueblo, qué decir del odio del marido de Bárbara cuando se entera de que su mujer es lesbiana. Sino que todas las barreras impuestas por una sociedad extremadamente conservadora como la chilena para vivir finalmente su amor. De seguro una inspiración para muchas que seguimos atentas su historia.
Gracias por eso a las actrices Soledad Cruz Court y María José Bello que de manera magistral nos regalaron a la pareja de lesbianas más querida de nuestra televisión.
Ya más de un año ha pasado de las chilenas #Barcedes. Pero la televisión en el mundo no nos decepciona y esta vez desde España, el canal Antena 3 nos entregó una historia de amor que tiene a miles pendiendo de un hilo, #Luimelia de “Amar es para siempre” tienen actualmente con el corazón desgarrado a su fanaticada.
Una historia de amor ambientada a mediados de los años ’70, en una España que acababa de ser testigo del fallecimiento del dictador Francisco Franco (1975), durante uno de los periodos más oscuros de ese país en el que los derechos y la igualdad estaban lejos de existir, o sea, recién en 1978 dejó de ser ilegal la homosexualidad: la cárcel, vejámenes innumerables y hospitalizaciones forzadas con el fin de curar las “desviaciones sexuales” a través de terapia de electroshock, eran pan de cada día… Y ahí nos tienen, sufriendo, con el alma apretada mientras vemos como la guapa y querida Amelia Ledesma es internada por su padre para corregir su “aberrante conducta”.
Pero no todo ha sido drama y gracias a la fortaleza de Luisita y Amelia, interpretadas por las actrices Paula Usero y Carol Rovira, han sido muchas chicas quienes se han atrevido a salir del closet y contar a sus familias quienes son de verdad y cómo se sienten.
Textos que conmueven, escenas que enamoran y un relato que engancha y anima a seguir luchando, a continuar peleando por hacernos visibles, por vivir como queremos y tal cual somos. Es que, si en mi juventud no tuve #Barcedes o #Luimelias que me acompañaran, hoy a mis treinta y siempre son ellas quienes me hacen volver a sentir todas esas emociones, que a escondidas tuve que vivir, y las disfruto como si aún tuviera dieciocho años y acabara de conocer mi primer amor que resultó siendo el gran amor de mi vida y la chica que aún me acompaña.
Gracias Paula, Carol, Sole y María José, por atreverse, por jugársela y por interpretar tan maravillosamente a las queridas Luisita, Amelia, Mechita y Barbara.
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